Socialismo Libertario

Para liberarse de la subordinación a las clases dominantes, los trabajadores y trabajadoras deben tomar el control de los lugares donde trabajan y administrar todas las industrias directamente. La autogestión obrera debe ser parte de un sistema coordinado que produzca para el beneficio humano directo, y no para la ganancia privada—, es decir, tiene que ser parte de un socialismo autogestionario.

Autogestión quiere decir que las personas controlan las decisiones que les conciernen y les afectan. Las unidades básicas de una sociedad autogestionaria serían las asambleas de trabajadores en lugares de trabajo y de residentes en los barrios. Una sociedad autogestionaria requiere una estructura de gobernanza mediante la que las personas diseñen y hagan cumplir las reglas básicas de la sociedad y defiendan el poder de la clase trabajadora.

Debido a que el estado es siempre una institución de dominación de clase, la auto-emancipación requiere que la clase trabajadora reemplace el estado con una estructura de gobernanza arraigada en la democracia directa de las asambleas y que se extienda mediante una democracia de delegados para las federaciones de las organizaciones de base.

Imaginamos congresos de delegados elegidos por las asambleas de base, donde se ubicaría el poder básico para tomar decisiones sobre las reglas sociales y las prioridades a nivel de sociedad. Cuando se trata de decisiones importantes y controversiales, debe existir el derecho, para quienes están en la base, a forzar que la propuesta sea enviada a la asamblea de base para ser revisada y dirimida.

Los ejércitos profesionales y jerárquicos deben ser reemplazados por una milicia popular igualitaria. Durante el proceso de transformación social, nos oponemos a cualquier cuerpo armado que no esté bajo el control directo de las organizaciones de masas de la clase trabajadora. La clase trabajadora debe asegurarse de que, luego de que pase la tormenta, no exista un poder armado, organizado de arriba abajo, que pueda ser utilizado por una elite para defender algún nuevo sistema de poder jerárquico o patronal. La transformación de la sociedad que buscamos no se limita a derribar el poder de las clases dominantes. La revolución también debe deshacer el estado, el patriarcado, la supremacía blanca y el imperialismo.

Reemplazar los empleos de hoy con trabajos útiles, y deshacerse de la tecnología peligrosa o contaminante, serán prioridades en una transformación social que apunta a la liberación humana y la supervivencia ecológica. Liberarse de la dominación de clase significa desarrollar sistemáticamente el potencial de todos los trabajadores y trabajadoras, y disolver el poder de las jerarquías gerenciales burocráticas. Para asegurarse de que todo el mundo pueda participar efectivamente en la toma de decisiones, los trabajos tienen que ser transformados completamente, de tal forma que las tareas conceptuales y de toma de decisiones estén integradas con las tareas físicas.