Lorenzo Kom’boa Ervin: ¿Por qué soy anarquista?

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Por Lorenzo Kom’boa Ervin

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Lorenzo Kom’boa Ervin (nacido en 1947 en Chattanooga, Tennessee) es un escritor, activista y anarquista afroestadounidense. Es un ex miembro del Partido Pantera Negra, convirtiéndose luego en uno de los principales exponentes del Anarquismo negro.

Cuando se constituye el tribunal para juzgar al “Black Power” en el verano del 1968 en Hamilton County, Tennessee, fue llamado a presentarse al jurado acusado de portar armas. Cuando supo que la policía y el Klu Klux Klan lo perseguían para matarlo si no atestiguaba en contra de sus compañeros, decidió abandonar la ciudad. La policía y el FBI tenían órdenes de “disparar a matar”. El 25 de febrero de 1969 secuestró un avión y lo desvió a Cuba desde Atlanta, pero luego fue deportado a Checoslovaquia. Agentes de los EU lo localizaron y trataron de arrestarle. Se escapó, pero al final lo lograron capturar y llevar a EU., lo presentaron frente a un tribunal racista en un pueblo de Georgia y lo condenaron a doble cadena perpetua. De todas maneras, no se dio por vencido en la cárcel, luchó por los derechos de los presos. Luchó por los derechos de los negros, fue abogado en la cárcel y uno de los primeros entre el radicalismo negro norteamericano en hacerse anarquista durante su tiempo en prisión. Actualmente vive en Kansas City.

En los años 60’s, fui parte de varios movimientos Negros revolucionarios, incluyendo el Black Panther Party (Partido de las Panteras Negras), que me parece fracasó en parte debido al estilo autoritario de dirigir de Huey P. Newton, Bobby Seale[1] y otros en el Comité Central. Esto no se trata de recriminar a estos individuos, pero muchos errores se cometieron debido a que la dirigencia nacional estaba demasiado divorciada de las células en las ciudades de todo el país; y, por tanto, se fue generando “comandismo” o trabajos forzados dictados por líderes. Pero muchas contradicciones también venían de la estructura de la organización como un grupo marxista-leninista. No había mucha democracia dentro del Partido; y cuando las contradicciones salieron a la luz, eran los líderes los que decidían cómo resolverlas, no los miembros. Las purgas se volvieron algo normal y mucha gente buena fue expulsada del grupo simplemente por estar en desacuerdo con la dirección.

Debido al exceso de importancia dado a la dirigencia central, la organización nacional fue finalmente liquidada por completo, empacada y enviada de vuelta a Oakland, California. Por supuesto que muchos errores se cometieron debido a que las Panteras Negras era una organización joven y estaba bajo intensos ataques del Estado. No quiero implicar que los errores internos eran las principales contradicciones que destruyeron a las Panteras Negras. Los ataques de la policía lo hicieron pero, si hubiera estado organizado mejor y más democráticamente, podría haber resistido la tormenta. Así que éstas no son críticas inconscientes o puñaladas por la espalda. Yo amo el Partido. Y, de cualquier forma, ni yo ni nadie más que critique al Partido con perspectiva, le podríamos restar algo al tremendo rol que las Panteras Negras en el movimiento de liberación Negra de los 60’s. Pero debemos ver la imagen completa de nuestras organizaciones de ese tiempo para no repetir los mismos errores.

Pienso que mi breve tiempo en las Panteras Negras fue muy importante porque me enseñó sobre los límites- y la bancarrota- de la dirigencia en un movimiento revolucionario. No se trata de una cuestión de defectos personales de dirigentes particulares, sino de darme cuenta de que, frecuentemente, los dirigentes tienen una agenda y los seguidores otra.

La organización de presos Negros

También aprendí esta lección durante mi asociación con el African People’s Socialist Party (Partido Socialista De Personas Africanas). Cuando estaba en la cárcel conocí a Omali Yeshitela mientras estaba confinado en la penitenciaría federal de Leavenworth (Kansas), cuando lo invitaron a nuestras festividades de Solidaridad Negra en la Bahía en 1979. Esta asociación continuó cuando ellos formaron la organización de presos Negros, la African National Prision Organization (Organización Nacional de Prisión Africana) poco después. La ANPO era definitivamente una buena organización de apoyo; y, junto con el Comité de Noticias y Cartas, la rama de Kentucky de la Alianza Nacional Contra el Racismo y la Represión Política y la Federación Anarquista Social-revolucionaria (ahora difunta), escribieron cartas e hicieron llamadas para que me hospitalizaran después de que me infecté de tuberculosis, lo que me salvó la vida. Pero el grupo se disolvió cuando la coalición propuesta de organizaciones colapsó debido al sectarismo.

Después de salir de prisión perdí contacto con ellos cuando se mudaron de Louisveille a la Costa Oeste. No fue hasta 1987 que volví a contactarlos cuando estábamos manifestándonos en contra de la brutalidad policiaca en mi pueblo natal. Los invitamos y vinieron a la manifestación junto con la ANPO y otras fuerzas de izquierda. Y, esporádicamente durante dos años, me asocié con ellos. Pero sentí que la política de la APSP era siempre autoritaria y, a pesar de que nunca fui miembro, cada vez me fui sintiendo más incómodo con sus políticas organizativas. En el verano de 1988 fui a Oakland, California para ir a una “escuela de organizadores” pero también quise enterarme más sobre el funcionamiento del grupo. Por seis semanas trabajé con ellos en sus oficinas nacionales en la comunidad local. Pude juzgar por mí mismo sus asuntos internos y su política. Me enteré de toda una historia de purgas, lucha de fracciones, y el estilo dictatorial de dirección del partido. Mientras estaba en Oakland, me pidieron que fuera a una reunión en Filadelfia en el otoño para restablecer la ANPO.

Fui a la reunión en Filadelfia pero me pareció preocupante que fui automáticamente designado como parte del planilla para ser oficial de la ANPO, sin ninguna discusión realmente democrática entre los miembros propuestos o permitiendo que otros se propusieran como candidatos. De hecho, fui designado como el oficial de mayor rango del grupo. Aunque aún pienso que debe haber un movimiento masivo de prisioneros y, especialmente un movimiento de prisioneros Negros, me convencí que éste no era ese movimiento. Creo que se necesitará una verdadera coalición de fuerzas en los movimientos Negros y progresistas para construir una base masiva de apoyo. Me dio la sensación de que estos tipos les interesaba más impulsar su partido y sus políticas de lo que les preocupaba liberar presos. Así que sólo los abandoné y no he vuelto a lidiar con ellos desde entonces. Me sentí desilusionado y deprimido cuando supe la verdad; no voy a ser usado por nadie, no por mucho tiempo.

Las primeras etapas del Student Nonviolent Coordinating Committee (Comité de Coordinación de Estudiantes No violentos) fue un contraste frente a los modos de cualquier otro movimiento de liberación Negra anterior o posterior. Parte del ANCC se componía de intelectuales universitarios de clase media, con un pequeño número de activistas de base de clase trabajadora, pero estaban desarrollando un estilo de trabajo antiautoritario que era peculiar en los movimientos de derechos civiles. En vez de depender de un líder nacional para que dirija las luchas locales, como el Dr. Marthin Luther King Jr. y su grupo, el Southern Christian Leadership Council (Concejo de Líderes Cristianos del Sur), el SNCC envió organizadores de campo para trabajar a nivel local y generar dirigencia indígena y ayudar a organizar, más no acaparar, la lucha local. Ponían su fe en la capacidad de la gente de determinar una agenda que sirva mejor y les lleve a obtener sus objetivos, en vez de que los líderes del SNCC les dijeran qué hacer. De hecho, el SNCC en sí misma no tenía dirigentes fuertes; aunque había gente con la autoridad de tomar decisiones, pero siempre respondían a sus miembros y comunidades de un modo nunca antes visto en el movimiento de los derechos civiles.

El SNCC y el bloque soviético

El SNCC era también una organización secular, en contraste con el SCLC, que fue formado por predicadores y había asimilado el estilo de organización de la iglesia Negra, con una figura de autoridad religiosa que da órdenes a las tropas. Hasta hoy, la mayoría de los comentaristas políticos e historiadores no quieren darle el suficiente crédito a la efectividad del SNCC, pero muchas de las más potentes y exitosas batallas en la lucha por los derechos civiles fueron iniciadas y ganadas por el SNCC, incluyendo la mayor parte de la lucha por el derecho al voto y la lucha por la libertad en Mississippi. Aprendí mucho sobre democracia interna siendo parte del SNCC, cómo podía hacer la diferencia en una organización y lo mucho que tenía que ver con la moral de los miembros. Todos tenían la oportunidad de participar en la toma de decisiones y se sentían parte de una gran misión histórica que cambiaría su vida para siempre. Tenían razón. A pesar de que el SNCC dio lecciones valiosas a todos los involucrados, a pesar de que la organización fue destruida por los ricos y por sus propios miembros, quienes adoptaron un estilo autoritario en los últimos años.

También empecé un proceso de reflexión después de que me vi forzado a dejar los Estados Unidos e ir a Cuba, Checoslovaquia y otros países de lo que entonces se llamaba el “bloque socialista”. Era claro que estos países eran esencialmente Estados policiacos y, aunque habían logrado varias reformas significativas y avances materiales a su gente, en comparación con lo que había existido antes. También me encontré con racismo en esos países, así como la falta de derechos democráticos y un nivel de pobreza que nunca habría pensado posibles. También vi mucha corrupción entre los líderes del partido comunista y los administradores del Estado, que llevaban una vida holgada, mientras los trabajadores eran meros esclavos asalariados. Pensé para mí: “¡debe haber una mejor manera!”. Esto es, el anarquismo, sobre el que empecé a leer cuando fui capturado en Alemania del Este y pude escuchar más sobre él cuando finalmente fui botado en prisión en los Estados Unidos.

Prisión y Anarquismo

La prisión es un lugar donde uno piensa continuamente sobre su vida pasada, incluyendo examinar ideas nuevas o contrarias. Empecé a pensar en lo que había visto en el movimiento Negro junto con los malos tratos que recibí en Cuba, mi captura y escape en Checoslovaquia y, finalmente, mi captura en Alemania del Este. Volví sobre todo esto una y otra vez en mi mente. Conocí el anarquismo por primera vez en 1969, inmediatamente después de que fui traído de vuelta a los Estados Unidos y fui puesto en la prisión federal en Nueva York, donde conocí a Martin Sostre[2] quien me enseñó cómo sobrevivir en prisión, la importancia de luchar por los derechos democráticos de los presos y sobre anarquismo. No mucho de este breve curso sobre anarquismo se me quedó, a pesar de que respetaba profundamente a Sostre como persona, no entendía los conceptos teóricos.

Finalmente, alrededor de 1973, después de estar preso por unos tres años, empecé a recibir literatura anarquista y correspondencia de anarquistas que se enteraron sobre mi caso. Esto empezó mi lenta metamorfosis a un anarquista confirmado, y de hecho no fue hasta después de unos años que finalmente me convertí. A finales de los 70’s fui adoptado por la Cruz Negra Anarquista-Inglaterra y por un grupo anarquista holandés llamado HAPOTOC (Help A Prisioner Oppose Torture Organising Comitte, Comité Organizador Ayuda a un Preso Oponte a la Tortura) que organizó una campaña de defensa instrumental. Esto fue crucial al hacer que gente de todo el mundo escribiera al gobierno de los Estados Unidos para exigir mi libertad.

Escribí una serie de artículos para prensa anarquista y fui miembro de la Federación Anarquista Social-Revolucionaria, de los IWW (Industrial Workers of the World, Trabajadores Industriales del Mundo) y muchos otros grupos anarquistas en los Estados Unidos y alrededor del mundo. Pero me decepcioné por la incapacidad del movimiento anarquista para combatir la supremacía blanca y su falta de política de lucha de clases. Así que, en 1979, escribí un panfleto llamado “Anarchism and the Black Revolution” (“El anarquismo y la revolución Negra) para llevar la discusión de nuestro movimiento a estas cuestiones. Finalmente, en 1983, fui liberado de la prisión, después de pasar 15 años en la cárcel.

En estos años, el panfleto ha influido a bastantes anarquistas que se oponen al racismo y buscan una orientación más de lucha de clases en el movimiento. Pero, en ese tiempo, me había distanciado del anarquismo. Fue hasta 1992 cuando estaba trabajando en mi pueblo natal de Chattanooga, Tennessee como un organizador comunitario antirracista, que me encontré con un anarquista llamado John Johnson y volví a ponerme en contacto. Me dio un número del periódico Amor y Rabia[3] y, como resultado, contacté a Chris Day[4] de Amor y Rabia y compañeros de la WSA[5] en Nueva York. El resto, como se dice, es historia. He estado de vuelta desde entonces.

De pronto, me encuentro con que hay más gente en el movimiento que entienden las maquinaciones de la supremacía blanca y que me han motivado a reescribir este panfleto y lo he hecho con gusto. ¿Por qué soy un anarquista? Tengo una versión alternativa para el proceso revolucionario. Hay un mejor modo. ¡Pongamos manos a la obra!

En lo que creo

No todos los anarquistas creemos lo mismo. Hay diferencias y el campo es lo suficientemente amplio para que estas diferencias puedan coexistir y ser respetadas. No sé lo que otros crean, sólo sé lo que yo creo y espero expresarlo de forma simple pero exhaustiva.

Creo en la liberación Negra, así que soy un revolucionario Negro. Creo que los Negros somos oprimidos como trabajadores pero también como una nacionalidad distinta y que sólo seremos liberados por una revolución Negra, que es una parte intrínseca de la revolución social. Creo que los Negros y otras nacionalidades oprimidas debemos tener nuestra propia agenda, un horizonte de mundo distinto y organizaciones de lucha distintas, aunque decidamos trabajar con trabajadores blancos.

Creo en la destrucción del mundo del sistema capitalista, así que soy anti-imperialista. Mientras el capitalismo sobreviva en el planeta, habrá explotación, opresión y Estados-nación. El capitalismo es responsable de las mayores guerras mundiales, numerosas guerras intestinas y millones de personas muriendo de hambre para las ganancias de los países ricos occidentales.

Creo en la justicia racial, así que soy anti-racista. El sistema capitalista era y es mantenido por la esclavitud y la opresión colonial de los pueblos africanos y, antes de que haya una revolución social, la supremacía blanca debe ser derrotada. También creo que los africanos en América han sido colonizados y existe una colonización interna de los Estados Unidos, el país de la madre blanca. Pienso que los trabajadores blancos deben renunciar a sus privilegios, su “identidad blanca”, y deben apoyar a los trabajadores oprimidos por motivos raciales en su lucha por la igualdad y la liberación nacional. La libertad no puede comprarse esclavizando y explotando a los otros.

Creo en la justicia social y la igualdad económica, así que soy un socialista libertario. Creo que la sociedad y todos los responsables de su producción deben compartir los productos económicos del trabajo. No creo ni en el capitalismo ni en el Estado, creo que ambos deben ser derrocados y abolidos. Acepto la economía crítica del marxismo pero no su modelo de organización política. Acepto la crítica antiautoritaria del anarquismo pero no su rechazo a la lucha de clases.

Creo en el control de los trabajadores de la sociedad y la industria, así que soy un anarco-sindicalista. El anarco-sindicalismo es organización sindical revolucionaria del trabajo, donde las tácticas de acción directa se emplean para combatir el capitalismo y tomar la industria. Creo en los comités de fábrica, los consejos de trabajadores y otras organizaciones de trabajadores que deben ser el sitio de trabajo y deben arrebatarles el control a los capitalistas después de una campaña de sabotaje, huelga, plantones, ocupación de fábrica y otras acciones.

No creo en el gobierno, así que soy un anarquista. Creo que el gobierno es una de las peores formas de opresión moderna, es la fuente de guerra y opresión económica y debe ser derrocado. Anarquismo significa que tendremos más democracia, igualdad social, prosperidad económica. Me opongo a todas las formas de opresión que fundan la sociedad moderna: el patriarcado, la supremacía blanca, el capitalismo, el comunismo de Estado, los dictados de la religión, la discriminación a la comunidad gay, etc.


[1] Hurley P. Newton y Bobby Seales fundaron el Partido de las Panteras Negras para la Autodefensa en Oakland en 1966.

[2] Martin Sostre fue un activista anarquista Negro que, después de una estadía en prisión fundó la primer librería afro-asiática en Búfalo, Nueva York. Su librería se volvió un espacio de convergencia entre radicales y habitantes del barrio, dando acceso a las comunidades marginadas a literatura radical. Pocos años después, en 1967 fue víctima del Programa de Contrainteligencia que lo inculpo de cargos de drogas, incendios y asalto. Después de una campaña internacional de solidaridad que demostró que los cargos fueron fabricados, Sostre fue finalmente liberado en febrero de 1976. Durante su segunda estadía en prisión, cuando conoció a Lorenzo Kom’boa, se volvió abogado en prisión y combatió la brutalidad policiaca y los abusos a los presos, operando una dura campaña contra el confinamiento solitario. Falleció en agosto de 2015. Hay un documental sobre su caso, con extensas entrevistas desde la prisión, titulado. “Frame up! The imprisonment of Martin Sostre” (“¡Inculpado! El encarcelamiento de Martin Sostre).

[3] Este periódico fue un intento de crear una publicación anarquista para toda América del norte. Alrededor de él se agrupó la Federación Anarquista Amor y Rabia que existió entre 1989 y 1998. Estuvo formada por unos 200 anarquistas de distintas colectividades des en Canadá, Estados Unidos, México, e Inglaterra. Para más sobre la Federación y su periódico pueden ver: https://theanarchistlibrary.org/library/wayne-price-a-history-of-north-american-anarchist-group-love-rage

[4] Chris Day fue uno de los fundadores de la Federación Anarquista Amor y Rabia, años después abandonó las ideas anarquistas a favor de una visión de comunismo de Estado. Escribió “The historical failure of anarchism” (“El fracas histórico del anarquismo”) que pueden consultar aquí: https://libcom.org/history/historical-failure-anarchism

[5] La Workers’ Solidarity Alliance (Alianza de Solidaridad de los Trabajadores) es una organización anarco-sindicalista fundada en 1984 y basada en Nueva York. Con particular énfasis en la autogestión. Aquí pueden ver su página: https://workersolidarity.org/


Traducción por LibertariA Fanzine de CDMX, Mexico.